Mientras Donna esperaba a Michael vestida de manera muy elegante, el coronel Frank se acerca junto con su lazarillo llamado Charlie, el coronel la seduce con sus palabras acertando con el jabón que usa la mujer, el cual puede identificar por su desarrollado sentido del olfato a causa de su falta de vista, ella accede a que se quede a acompañarla; con su gentileza se inicia un amena conversación a pesar de la timidez de ella. Sale como tema el tango, ella le dice que lo no sabe bailar, aunque siempre quiso aprender a Michael le parece comiquísimo, el coronel afirma que el cómico era él y le insiste salir a bailar, la convence diciéndole que todos cometen errores pero se puede seguir bailando, ella acepta.
Frank le pregunta a Charlie donde queda la pista, el le explica, se acerca llevando a Donna del brazo, llegan a la pista, la luz amarillenta ilumina la pareja mientras bailan en el medio del salón al compás del tango "Por una cabeza".
Todas las miradas se dirigían hacia los personajes aunque para ellos no existía nadie más, cada vez bailaban con las soltura y sensualidad.
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